Tradición y modernidad de norte a sur

29 May

Hace unos días tuve la suerte de visitar y conocer más de cerca la bodega y los vinos de la familia Cándido Hernández Pio. No fue una visita cualquiera ya que desde que Óscar Hernández, uno de los hijos de Cándido y el que actualmente coordina la gestión de la bodega, nos recogió en La Laguna de camino hacia La Matanza de Acentejo me sentí como en familia.Entrada bodega de La Matanza

Después de una agradable ruta llegamos a una preciosa casa casi centenaria que da nombre a uno de sus vinos, “Balcón Canario”, y que es solo una parte de la bodega ya que esta familia también obtiene también caldos de la zona sur de la isla (Candelaria).

Durante la noche catamos más de 7 vinos, blancos secos y afrutados, tintos jóvenes y hasta un crianza, todos ellos comentados además por su enólogo Fermín, un palmero muy sabio que lleva a sus espaldas décadas de estudio y experiencia para sacar lo mejor de la uva.Óscar Hernández y Fermín, enólogo

Las bodegas “Cándido Hernández Pio” se fundan a principios de los años 80 por el patriarca de la famila, Cándido, siendo pioneras en Canarias en el embotellado bajo una denominación de origen. En la actualidad pertenecen a las denominaciones de Tacoronte de Acentejo y de Valle de Güímar; entre ambas poseen capacidad para más de 213.000 litros entre depósitos de acero y roble.

De las tres marcas de vinos que poseen: Viña Riquelas, Balcón Canario y Calius, éste último merece una mención especial ya que apenas lleva cinco años en el mercado y cuenta con cinco caldos (blanco afrutado, blanco monovarietal Marmajuelo con paso por barrica, tinto tradicional y tinto reserva). Calius se elabora con uva obtenida en la finca de Candelaria a una altitud de 150 metros sobre el nivel del mar y procedentes de una vendimia seleccionada. En total, casi 20 hectáreas repartidas entre el norte y el sur que combinan vides jóveVinos catadosnes con centenarias de las que se obtienen vinos con una amplia variedad de matices y donde el consumidor puede elegir entre una gran gama, algo poco frecuente en las bodegas de las Islas.

El trabajo del día a día ha sido recompensado con varios reconocimientos, como la medalla de oro Agrocanarias 2012 a su vino tinto reserva, algo que los anima a seguir ampliando sus viñedos con nuevas cepas y continuar mimando la uva desde la tierra hasta su elaboración para obtener unos caldos que enamoran.

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