Archivo | May, 2013

Tradición y modernidad de norte a sur

29 May

Hace unos días tuve la suerte de visitar y conocer más de cerca la bodega y los vinos de la familia Cándido Hernández Pio. No fue una visita cualquiera ya que desde que Óscar Hernández, uno de los hijos de Cándido y el que actualmente coordina la gestión de la bodega, nos recogió en La Laguna de camino hacia La Matanza de Acentejo me sentí como en familia.Entrada bodega de La Matanza

Después de una agradable ruta llegamos a una preciosa casa casi centenaria que da nombre a uno de sus vinos, “Balcón Canario”, y que es solo una parte de la bodega ya que esta familia también obtiene también caldos de la zona sur de la isla (Candelaria).

Durante la noche catamos más de 7 vinos, blancos secos y afrutados, tintos jóvenes y hasta un crianza, todos ellos comentados además por su enólogo Fermín, un palmero muy sabio que lleva a sus espaldas décadas de estudio y experiencia para sacar lo mejor de la uva.Óscar Hernández y Fermín, enólogo

Las bodegas “Cándido Hernández Pio” se fundan a principios de los años 80 por el patriarca de la famila, Cándido, siendo pioneras en Canarias en el embotellado bajo una denominación de origen. En la actualidad pertenecen a las denominaciones de Tacoronte de Acentejo y de Valle de Güímar; entre ambas poseen capacidad para más de 213.000 litros entre depósitos de acero y roble.

De las tres marcas de vinos que poseen: Viña Riquelas, Balcón Canario y Calius, éste último merece una mención especial ya que apenas lleva cinco años en el mercado y cuenta con cinco caldos (blanco afrutado, blanco monovarietal Marmajuelo con paso por barrica, tinto tradicional y tinto reserva). Calius se elabora con uva obtenida en la finca de Candelaria a una altitud de 150 metros sobre el nivel del mar y procedentes de una vendimia seleccionada. En total, casi 20 hectáreas repartidas entre el norte y el sur que combinan vides jóveVinos catadosnes con centenarias de las que se obtienen vinos con una amplia variedad de matices y donde el consumidor puede elegir entre una gran gama, algo poco frecuente en las bodegas de las Islas.

El trabajo del día a día ha sido recompensado con varios reconocimientos, como la medalla de oro Agrocanarias 2012 a su vino tinto reserva, algo que los anima a seguir ampliando sus viñedos con nuevas cepas y continuar mimando la uva desde la tierra hasta su elaboración para obtener unos caldos que enamoran.

Más que una Casa del Vino

24 May

Enclavada en uno de los Entrada a la Casa del Vinositios con mejores vistas de todo el norte de Tenerife, la Casa del Vino La Baranda en El Sauzal es un lugar de obligada visita para residentes y extranjeros que quieran conocer de cerca nuestras tradiciones.

En una antigua hacienda restaurada, la Casa del Vino esconde en su interior diversos espacios donde el visitante puede evadirse durante horas y adentrarse en el sector primario de las Islas.

La finca La Baranda junto con la casa fue adquirida por el Ayuntamiento de El Sauzal en 1989 y cedida gratuitamente al Cabildo Insular de Tenerife en 1992 con el objeto de que se instalase la Casa de la Vid y del Vino.

Jorge de Miguel García, Gerente de la Fundación Tenerife Rural y que a su vez gestiona la Casa del Vino, me mostró personalmente muchos de los secretos que esconde el lugar, como su pequeña capilla dedicada a San Simón situada al lado de recepción donde al alzar la vista nos sorprende el artesonado realizado en madera con preciosos tallados y coloridos que se conservan tal cual se encontraron.Con Jorge de Miguel y Ana en la sala de degustaciones

Para Jorge de Miguel, “este lugar ofrece infinitas posibilidades y queremos, en los próximos meses, abrir más la casa para que la conozca, en primer lugar, la gente de la isla ya que nos hemos dado cuenta de que muchos canarios nunca la han visitado”. Por otra parte el Gerente de la Fundación señala que, a pesar de las dificultades económicas, “tenemos muchos proyectos en marcha y algunos de ellos ya han dado muy buenos resultados como el I Mercadillo Vintage. Queremos seguir en esa línea, sin dejar de ofrecer los diferentes cursos de cata en todos los niveles siempre de manera breve y amena para el público en general”, apostilla Jorge de Miguel.

Además del patio central de la casa con su lagar antiguo, la tienda y la sala de degustaciones que cambian de vinos cada 15 días, La Baranda esconde otros muchos sitios que descubrir. Una de esas zonas son las dependencias donde se encuentra el Museo de la Vid y el Vino (ubicado en la antigua bodega de la casa), en el que podemos conocer de cerca el sector vitivinícola de las Islas desde el pasado hasta la actualidad. El segundo lugar es la Casa de la Miel que nos brinda la oportunidad de acercarnosAlgunos de los productos a la venta al mundo de la miel y de todo su proceso. Con todo esto se pretende continuar la labor de promoción y valorización de las mieles de Tenerife que realiza el Cabildo Insular.

Por otra parte desde la gerencia de la Casa del Vino pretenden que el lugar sea conocido también por la gente más joven, “cada martes ya nos visitan unos 50 niños con los que trabajamos en talleres y los involucramos en el valor del trabajo del campo y hacemos cInterior Casa del Vinoon ellos una cata de mieles. Junto a esto queremos enfocar también otras actividades para público adulto y joven, como conciertos al aire libre de diferentes músicas, y así romper un poco el molde tradicional con el que se suele asociar a la Casa donde muchos creen que sólo se va a degustar vino y que es un sitio para gente mayor”, señala Jorge de Miguel.

Por último, si queremos pasar uEl antes de la Casana velada más larga y terminar con buen sabor de boca nuestra ruta, la Casa nos ofrece la posibilidad de almorzar o cenar en su restaurante que posee una terraza envidiable con unas vistas únicas a la costa del norte de Tenerife.

En definitiva, la Casa del Vino es una lugar de obligada visita para residentes y extranjeros, para grandes y pequeños, donde al entrar se experimenta una vuelta al pasado que nos hace comprender mejor el presente y el futuro de Tenerife junto con la importancia de su conservación.